jueves, 18 de octubre de 2012

Canto al zorzal



Pájaro gaucho, que llevas,
desde el clarear de las albas,
el aroma de las malvas
en tus alas siempre nuevas.
De la tormenta en las pruebas
rudas, triunfador saliste,
y tampoco te abatiste
porque el invierno glacial
desolando tu churcal
el nido te puso triste.

Yo admiro, en tu vuelo largo,
que reposas en los talas,
la victoria de tus alas
como en un viaje de encargo...
Síntesis del mate amargo,
símbolo de tradición,
eres; resistente horcón,
que el viejo rancho equilibra,
¡pájaro gaucho, que vibra
como una cuerda a su son!

Cual un anuncio de aurora
sobre los húmedos montes,
rodó por los horizontes
tu melopea sonora...
Desde la débil totora
hasta los recios quebrachos
el Pampero puso gachos
en la salvaje extensión,
mas no apagó tu canción
que es la canción de los machos!

En el amplio campo abierto
patrias epopeyas narras
en tu canto, y las guitarras
se templan con tu concierto...
Por el gran espacio incierto
pareces grabar tus rastros;
y con finos alabastros,
sacerdote del cantar,
sólo te falta oficiar
en el altar de los astros!

Yo tengo envidias del giro
de tus canciones remotas
que rompen áuras ignotas,
como un lejano suspiro...
En silencioso retiro
con mis cantares te arrobo,
y el acento que te robo
es una nota engarzada
a cada vaina dorada
que cuelga de tu algarrobo.

En el poncho color pardo
conque tus carnes abrigas,
cantan las blondas espigas
y punza la flor del cardo...
corre el tiempo sin retardo
por entre el rojo ceibal,
y en las mañanas, triunfal,
del sauce en el alta copa,
suena llamada de tropa
tu clarín tradicional!

Rey de los montes. Cantando
te diste en amor fugaz
como la flor montaraz
al viento que va pasando...
Las selvas fueron rimando
los salmos de tus amores;
y atesoró más colores
la nota de tu armonía
que la rara pedrería
que ostentan los picaflores.

Eres ritmo de la onda
de nuestros ríos. Laguna,
donde se asoma la luna
sobre la noche redonda...
Eres alma de la fronda,
el saetazo certero,
el instrumento campero
que de armonías anega,
¡guitarra de Santos Vega
con las cuerdas del Pampero!

Eres gajo reluciente
de los nativos cedrones,
que fermenta evocaciones
en el mate bien caliente;
pájaro gaucho, valiente;
pájaro del indio hermano:
¡qué perfume, soberano,
tu canto de payador,
como si fuese una flor
en tu pico americano!

Paraíso


martes, 9 de octubre de 2012

A la urraca


Chismosa y entrometida
de figura desgarbada.
Lleva en sus labios colgada
siempre una frase atrevida;
solterona y prometida
de quien nunca la ha querido:
gusta de apurar su olvido
fingiendo vanos enojos.
¡En cada macho un antojo
y un amor en cada nido!

Al churrinche



Es un tizón que se agita
en el aire suspendido:
-es un corazón herido
que en el espacio palpita-
es una roja manchita
que va en pos de una quimera,
una voluntad austera
pregonizando una idea.
La libertad que flamea
como el sol de una bandera.

A la garza



Inmaculado sudario
envuelto en la soledad
Hermana de caridad
que reza en su escapulario.
Un responso funerario
silabea su garganta
y cuando el vuelo levanta
para empaparse de altura
finge su hermosa figura
la beatitud de una santa.

Al tero



Es un apuesto galán
interpretando elegías.
Ceño adusto del Mejías
y arrogancia de Don Juan;
la bravura de D'Artagnan
la lleva en sus espolones:
no caben claudicaciones
que aminore su prestancia
y luce con su elegancia
la altivez de los varones.

Al chajá



Gran Señor: Gesto arrogante
-noctámbulo impenitente-
luce penacho en la frente
y asume gesto tonante;
con su figura pedante
hace alardes de fortuna;
al gran disco de la luna
lima su plata en la noche
y del polvo hace derroche
para platear la laguna.

A la lechuza



Una interrogante muda:
una acción que no se inquieta:
un proverbio de un profeta
ante el temor de una duda.
Una brujita que anuda
la soledad del desierto
cuidando a un ojo, que abierto
se esfuerza en mirar al cielo,
y un chús-chús que al ras del suelo
le pone mortaja a un muerto!...

Al hornero



Inquietud nunca saciada
siempre esclava de un empeño:
echale puesta al ensueño
de tu casita asoleada;
no dejes que una mirada
profane tus sinsabores;
llena tu alcoba de flores
del jardín de la ilusión
y eleva allí la canción
del triunfo de tus amores.

Al tordo



Un cantar... Gesto altanero.
En cada amor un olvido;
luce altivo el atrevido
penacho de mosquetero.
Erguido, en su andar ligero,
provoca con su mirada;
para acariciar la amada
hace de su ala abanico
y en un silbar templa el pico
para usarlo como espada!...

A la paloma



Viajera de eterno olvido
con ansia loca de cielo
que nos deja el desconsuelo
de algo que no se ha cumplido.
Arrullar dulce que has ido
en busca de tus quimeras;
¿son suaves las primaveras
donde florece el amor?
Oye... ¡Préstame el rumor
de tus alitas viajeras!

A la calandria



Suaves cantares de fiesta
luciendo líricas galas;
la que aprisiona en sus alas
ducles sueños de poeta;
la que en su lirismo inquieta
la placidez de un querer;
la que no quiso volver
a redimirse en la calma
porque se ha impregnado su alma
de inquietudes de mujer.

Guillermo Enrique Hudson


Pajarillo (Yaraví)

Pajarillo que cantabas
una mañana serena, (bis)
a unos le(s) aumentas la dicha,
y a mí me aumentas las penas. (bis)

Recuerda(s) cuando anduvimos
por valles y por quebradas (bis)
cuando la sed te agobiaba,
de mis lágrimas bebías. (bis)

Sigue en tus nuevas pasiones,
déjame a mí padecer,
que buen fin no has de tener,
amando a dos corazones. (bis)

¿Por qué con tanto rigor
abandonaste mi amor ?
Mi sombra te ha de hacer falta,
cuando te fatigue el Sol. (bis)

Dentro del pecho yo tengo
dos escaleras de vidrio; (bis)
por una sube el amor,
por otra baja el olvido. (bis)

Si te quise, no te quise,
si te amé, yo no lo sé. (bis)
El amor que te tenía
conforme vino se fue. (bis)

¿Por qué con tanto rigor
abandonaste mi amor ?
Mi sombra te ha de hacer falta,
cuando te fatigue el Sol. (bis)

miércoles, 3 de octubre de 2012

Milonga del Bicho feo



Si al cantar creen que miento
un pajarito preguntó
de contento yo silbo y contesto
chiflidito silbador.

¿Qué hacés?, ¿Qué hacés?
¿Quién sos?, ¿Quién sos?
De corazón te lo pido
canta, canta.

Casi sin que me de cuenta
luna llena lo alumbró
en sus ojos dulzor que se refleja,luz azul para mi amor.

¿Qué hacés?, ¿Qué hacés?
¿Quién sos?, ¿Quién sos?
De corazón te lo pido
deja bailar.


Siempre que remonta vuelo
el pajarito de color
¿qué se siente tener un don?
cosquilla al viento,
coronita tricolor.

¿Qué hacés?, ¿Qué hacés?
¿Quién sos?, ¿Quién sos?
De corazón te lo pido
deja bailar.


Y la noche siempre le dará alimento a la herida
estremece y calla su dolor otra vez.

Y la muerte es tan buena consejera en la vida

mejor cantar y merecer el baile del final.

martes, 28 de agosto de 2012

El silbo del zorzal



En la mañana estival
sube tu canto de amor,
y el agua baja cantando
la festiva plata
sonriente del sol.

En los cedrales la luz,
quema su eterno verdor,
y los helechos recogen
tu silbo que hiere
la umbría de amor.

Se abre tu canto como la flor de laurel,
es el otoño hecho tierra
que entre tu pico
sube a florecer.
Sueño que sueña la lluvia
lágrimas de estrella
que vive en la miel.

Cuando se apague tu voz
en el silencio invernal,
el corazón de los cedros
y el jazmín del monte
la cobijará.

Con tu canto volveré...
tengo en la sangre un zorzal,
que todas las primaveras
el sueño del agua
se despertará.

Se abre tu canto como la flor de laurel
es el otoño hecho tierra
que entre tu pico
sube a florecer.
Sueño que sueña la lluvia
lágrimas de estrella
que vive en la miel.

Zamba de un triste



Al cantar del crespín
en la tarde ardida,
cobriza y azul,
llorará la zamba,
librando en el aire
palomas de sueño y de luz.

Y mi voz surgirá
viva en la madera
de mi guitarra,
cadera de mujer
tocando el herido
destierro de mi soledad.

Muero al amanecer
solo,
tristezas del crespín
silbando bagualas
adentro del monte me voy.

Volveré, sombra ya,
a besar el dulce
calor de tu piel.
Floración virginal,
carne de jazmines,
lunares del amanecer.

Soledad, del querer,
lo que me desvela
la sangre de amor.
Y partir con el sol
sombra de la tierra desnuda,
nocturna y final.



17 - III

Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que pueda prescindir de todo nido.

El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.


jueves, 23 de agosto de 2012

Martín pescador (Rasguido doble)



Tu tienes el pico
mojado de angustias
Martin pescador,
penar de mojarra
llorando a los soles
su denso dolor.

Llegando la noche,
dormitas y sueñas,
tu sueño de amor.
Sobre las espinas
de un amor deshecho...
Martin pescador.

Ladrón del río,
barullero de los montes,
tengas la ausencia
del cariño que fue mío...
porque ese río
se llevo a mi pobre isleña
y mi gurí mientras
creciendo va la espera.

Abatelo al río,
zambúllete y pica...
Martin pescador.
Tal vez me devuelvas,
en tu pico bravo,
mi perdido amor.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Las aves en Trakl




Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
(J. Fijman, Hecho de estampas, Poema VI)


«Hacia delante a otra parte», dice Heidegger[i], es el camino del alma en la tierra. Lo extraño, el alma, peregrina trazando el lugar en el que permanecer como caminante, ocupando un espacio intermedio entre lo conocido que decae inevitablemente y lo desconocido que no es, que deviene en tanto caminar del alma. Entonces, alma no es extraño en la tierra en tanto ajenidad o no familiaridad, sino extraño porque se realiza en el habitar un entre, como espacio de la realización permanente y diferida, camino a otra parte. ¿A un nuevo habitar en el habla? ¿A cambiar la vida? Quizás el camino, diría Trakl, que siguen las aves hacia las hermosas comarcas diferentes.
Cada poema, continúa Heidegger, habla desde la totalidad del Poema Único[ii], que permanece en lo no dicho, atrayendo hacia sí la obra y resguardándola. Pero su resguardo no es hermético ni seguro. Cada poema ilumina con destellos la oscuridad, abriendo a multiplicidades el sentido de lo no dicho. Entonces, la obra de Trakl oscila, los poemas hablan desde lo que se desea decir, aparecen signados por el temblor constante de sus imágenes, precisas y demoledoras, pero con la angustia creciente de aquello que se presiente mas no se nombra por imposibilidad. Reina así una atmósfera aletargada, tenebrosa y enmudecida por un vértigo abismal, oxímoron perfectamente construido: la obra poética de Trakl anuncia en su detenimiento hechos terribles, finales, decadencias. Y así cada poema habla como pilar-fragmento de la arquitectura imposible del Poema Único, ó reunidor.
De este modo el caminar del alma, el trazo de cada poema, no es errabundo e indeterminado. Lo que va hacia delante a otra parte, busca el lugar en el que podrá permanecer en tanto que caminante, en tanto búsqueda desesperada hacia aquello que se aleja continuamente, pero que cada trazo, cada poema, acerca en la necesidad de su conocimiento. O de su avistaje.


Dice Homi K. Bhabba en su introducción a El lugar de la cultura, que «el espacio y el tiempo se cruzan para producir figuras complejas (…) Pues en el más allá reina un sentimiento de desorientación, una perturbación de la dirección», y así, «estos espacios entre-medio (subrayado en el original) proveen el terreno para elaborar estrategias de identidad.»
En su fascinante Vuelo sin orillas, la voz de Girondo se extiende en una búsqueda ilimitada, camino y migración permanente, exilio instintivo y premeditado. Vuelo sobre el mundo material de lo conocido, los placeres, lo fenecido y falso, sobre la desolación de las amargas paredes. Pero vuelo al fin en el que no hay, sin embargo, más que otra abrumadora - y bellísima - desolación. Paradoja inevitable donde la opresión de lo espeso se invierte en «la opresión de lo fluido» y «el reposo asfixiante», y el lugar de los límites pasa a ser ocupado por un no-lugar sideral. Espacio intermedio y desesperado, imposible de abandonar, en el que la no existencia de orillas irrumpe camino permanente, como fuga a toda territorialidad.
El Albatros de Baudelaire también habita, se desplaza, en un entre. Representación de la figura baudeleriana del poeta, mezcla entre pájaro y humano, su casa es el viento pero viaja junto al barco que surca los abismos amargos. Ave solemne, príncipe de las nubes, pero objeto de burla de los marineros, portador de majestuosas alas que son torpes y molestas entre la multitud.
Figuras complejas e intermedias, que cuestionan la idea de límite, y re-significan el espacio a habitar, pues en su andar permanente, más allá de los límites, es donde parece habitar el hallazgo, siempre diferido, de lo diferente.
Territorios que, en Trakl, parecen ser señalados por el enigmático movimiento de las aves.


Por momentos desplazándose en un vuelo prodigioso, otras veces equívoco, carroñeras, chapuceras del hedor de lo muerto, las aves se reiteran obsesivamente en la obra de Georg Trakl. Y apartado, imbuido en una inefable atracción, el poeta contempla sus movimientos como si se trataran de un extraño signo. Desde la lejía del horizonte, se avistan en correlación con el presagio, y su vuelo parece emigrar hacia aquel lugar que, según Aldo Pellegrini, «es para los puros, los auténticos, (…) territorio del silencio y el apartamiento»[iii], territorio en el que surge la poesía. Así las aves parecen ser incansables viajeras hacia lo puro y desconocido que convoca al poeta.
Pero la poesía de Trakl, como lo que habita bajo la tempestad, oscila. Construida sobre la «permanente movilidad de sus símbolos» y con un «lenguaje que se desplaza » (Pellegrini), premonitoria (dado, entiendo, por la lectura del signo de época y su obcecado esfuerzo por nombrarlo), en la que una atmósfera de terrible (in)quietud, desespera a los textos y algo está por ocurrir permanentemente, mas se difiere trémulo y constante, como si el destino de la humanidad dependiera de esos breves instantes eternos y apocalípticos. Oscila porque la putrefacción nombra lo que se está desintegrando, mientras calles desoladas son recorridas por fríos resplandores, animales tiemblan y huyen porque presienten aquello que el humano no, crepúsculos anuncian finales que no llegan (o que parecen llegar, porqué no, en su último poema Grodek), y las aves vuelan hacia lugares hermosos y diferentes, tierras diferidas por el desconocimiento, por la imposibilidad de nombrarlas.
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[i] Martin Heidegger, «El habla en el poema. Una dilucidación de la poesía de Georg Trakl». En «Heidegger en castellano», http://www.heideggeriana.com.ar/. Heidegger toma el verso Algo extraño es el alma sobre la tierra, del poema «Primavera del alma». Según su interpretación, analiza lo «extraño» desde su significado en el alemán antiguo, «Fram», hacia delante a otra parte.


[ii] Si bien no es lo que me convoca en el presente trabajo, es interesante pensar en los términos por Heidegger utilizados en relación con sus adhesiones políticas. Conceptos tan recurrentes como totalidad y Poema Único (sic), tan presentes en su obra, no me permiten continuar el análisis sin detenerme en este breve pensamiento.
[iii] Aldo Pellegrini, Poemas. Georg Trakl. Corregidor. 2009. Buenos Aires.

lunes, 6 de agosto de 2012

A dónde te vas paloma



¿A dónde te vas paloma?
¿Por qué abandonas el nido?
Es que si la noche asoma,
se te oscurece el camino.
Mis manos no te abandonan
y mis pasos te persiguen.
Mis ojos siempre te lloran
¿Por qué paloma me afliges?

Sin ti la vida no es vida
y hasta respirar me duele
si tengo el alma perdida
el corazón desfallece.
Paloma de mi alegría
te robaste las estrellas,
sale la luna y no brilla,
la noche es manto de penas.

La cruz en que me has clavado
está entre el cielo y la tierra
y no hay un corazón humano
ni ser divino que entienda.
Regresa yo te lo ruego,
no importa que te hayas ido
mi corazón es el fuego
donde se quema el olvido.

Con el alma te persigo
y mi embelezo es cantarte
soy yo el que pierde el camino
porque no puedo alcanzarte,
¿Adónde te vas, paloma?
¿Porqué abandonas el nido?
Es que si la noche asoma,
se te oscurece el camino.

jueves, 2 de agosto de 2012

Halcón en reposo


Me poso en lo alto del bosque con los ojos cerrados.
Inacción. No hay fantasías engañosas
entre mi cabeza ganchuda y mis patas ganchudas.
O bien, dormido, ensayo muertes perfectas y como.

¡Qué prácticos son los árboles altos!
La levedad del aire y el rayo del sol
son ventajas para mí.
Y la Tierra me muestra su rostro para que lo lo inspeccione.

Mis patas se cierran sobre la áspera corteza.
Hizo falta toda la Creación
para producir mis patas y cada una de mis plumas:
ahora agarro la Creación con mis patas.

O me elevo y hago girar todo despacio.
Mato donde quiero porque todo es mío.
No hay sofisma en mi cuerpo:
mis modales consisten en arrancar cabezas, son el subsidio de la muerte.
Porque la única ruta de mi vuelo pasa directamente
a través de los huesos de los vivos.
No hay argumentos que legitimen mi derecho:

el sol va detrás de mí.
Nada ha cambiado desde que empecé.
Mi ojo no ha permitido ningún cambio.
Y voy a hacer que todo siga así.

sábado, 21 de julio de 2012

Elogio al gorrión



Nadie te pudo enjaular.
Yo que envidio tu bravura,
Gorrión, te voy a elogiar.

Te llaman gringo, gorrión,
Intruso, paria, extranjero,
Te llaman gringo ladrón.

No hay más que tú en la ciudad,
comunista sin programa ­
que viva en fraternidad:

Primero dijo un gorrión:
"La propiedad es un robo",
después lo escribió Proudhon.

jueves, 19 de julio de 2012

Golondrinas (Tango)



Golondrinas de un solo verano
con ansias constantes de cielos lejanos.
Alma criolla, errante y viajera,
querer detenerla es una quimera...
Golondrinas con fiebre en las alas
peregrinas borrachas de emoción...
Siempre sueña con otros caminos
la brújula loca de tu corazón...

Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
la golondrina un día
su vuelo detendrá;
no habrá nube en sus ojos
de vagas lejanías
y en tus brazos amantes
su nido construirá.
Su anhelo de distancias
se aquietará en tu boca
con la dulce fragancia
de tu viejo querer...
Criollita de mi pueblo,
pebeta de mi barrio,
con las alas plegadas
también yo he de volver.

En tus rutas que cruzan los mares
florece una estela azul de cantares
y al conjuro de nuevos paisajes
suena intensamente tu claro cordaje.
Con tu dulce sembrar de armonías
Tierras lejanas te vieron pasar;
otras lunas siguieron tus huellas,
tu solo destino es siempre volar.

martes, 17 de julio de 2012

La risa del Pirincho


En el tiempo en que Don Júpiter repartía sus dotes a todos los bichos vivientes (tan variados, tan caprichosos, tan admira­bles), se presentaron ante su trono sacro los Pirinchos y dijeron:

-Sacro y Cesáreo Señor, a cada quisque has dado su propio gaje: a la Calandria el canto, al Aguilucho el vuelo, a la Lechuza la reflexión, al Casero la habilidad y a la Golondrina el deporte. Queremos que a nosotros nos des la risa.

-¿Para qué? -preguntó el padre de los dioses y de los hombres.

-Para reírnos todo el santo día y así ser felices.

-Hum -dijo el Tonante-, sin que crea yo con Schopenhauer que el dolor es la fuente de la filosofía, me parece sin embargo que la demasiada alegría entontece. ¿Ustedes creen que la mucha alegría es lo mismo que la felicidad? La felicidad, si la hay en la mortal vida, debe ser una cosa más honda...

-A cada cual -replicó el Pirincho-, que se le dé lo que pide, y cada cual se arreglará como pueda. Ese es el trato.

-Amén, hijo, y que San Pedro te lo bendiga. Afuera ahora, y dejen cancha.

Ahora bien, los Pirinchos nunca han sido muy vivos de la cabe­za. Pero desde aquel día que empezaron a reírse a carcajada seca de una hojita que caía, del viento que soplaba, o bien de nada, por el puro gusto de reírse todo el santo día, los pobres fueron empeo­rando. La segunda generación de pirinchos salió zonza, zonza en crudo, sin atenuantes; y la tercera, estúpida de solemnidad, como ahora, incapaces de la menor especulación intelectual. No saben cuándo va a cambiar el tiempo, tropiezan con los hilos del teléfono y con las ramas, no aciertan a pararse y a equilibrarse y hacen unas nidos... ¿Ustedes no conocen un nido de pirincho? Es un montón informe de ramas donde una docena ponen sus huevos en común. Eso les faltaba. Se han hecho comunistas los pobres.

La golondrina



Tú eres feliz -dijo el Ruiseñor a la Golondrina-. Se conoce en tu parloteo vivaz, en tus movimientos sueltos, en tu habilí­simo patinaje aéreo que raya ahora las nubes más altas para descender luego fugazmente con una maravillosa rúbrica a rasar las aguas del lago en curvas armoniosas. ¡Qué vivaracha eres y qué graciosa, muchacha!

-¿Es lo mismo estar alegre que ser feliz? -dijo ella.

-No sé -dijo él-. Pero tú eres feliz.

-¿Y cómo no he de serlo si soy sencilla, soy artista y soy amada? A mí­ me basta para casa un rancho mitad paja y mitad barro; no le pido mucho a la vida. Yo soy artista y alabo a Dios por la belleza de las cosas. Y procuro ser buena; soy inofensiva y no hago mal a nadie.

-Yo también soy artista -dijo el Ruiseñor-; y sin embargo mi garganta rompe muchas veces en sollozos agudí­simos.

-Es que tú produces para el público, cantas para ser oí­do por los hombres y los pájaros y tu mujer y tus hijos. Yo canto para mí­, y cuando siento la belleza del cielo vespertino o el encanto del amanecer desahogo mi admiración por las cosas de Dios en gorjeos, sin preocuparme de poner mis internas armónicas en solfas inteligibles. Y así­ nunca he progresado en la técnica y mis chirridos alegres son tan iguales y tan monótonos como el canto de mi vecino el Grillo violinista o la Chicharra guitarrera.

-Yo -dijo el Ruiseñor- intento comunicar a todos mis hermanos de la creación el sentimiento del fulgor del rostro divino que percibo en las cosas. Eso me causa a veces dolores como de parto, pero también gozos muy subidos. Tus alegrí­as son egoí­stas. No hay felicidad fuera del amor, y el amor es comunicación. Se me figura que yo ocupo un lugar más alto que tú en la escala de los seres, alegre muchacha volandera.

-Me tiene muy sin cuidado -contestó la Golondrina a quien ya quemaba las patas el alero en que se habí­a asentado por cinco minutos-. ¡A volar! Adiós, genio.

¿Y qué moraleja sacaremos de todo esto?, pregunto yo, Dios mío, no lo sé. Pero esto fue lo que se dijeron el Ruiseñor y la Golondrina.

El zorzalito



Salió del nido una tarde de verano, dio un revuelo con sus alas todavía un poco inseguras, se sentó en la copa del aguaribay, emitió un silbido agudo que hizo callar atento a todo el monte, y después ensayó un gorjeo y luego un trino que salió lleno y limpio como el viento de la tarde entre las hojas.
El mismo extrañaba la potencia y agilidad de su garganta. La calandria, para oírlo mejor, voló hasta su rama en silencio. El Zozalito entusiasmado había iniciado una magnifica sinfonía. El zumbido de la brisa, las quejas de las hojas, la orquesta rumorosa del amanecer, el aliento de la noche estrellada, el grito de los árboles bajo el sacudón de la tormenta, todas las hondas y se vertieron en el silencio crepuscular convertidas en sonidos tan hermosos que la Calandria creyó que ella misma nunca había entendido el monte hasta el momento…
Calló el zorzalito y se hizo un silencio armonioso en el monte. Y entonces un Gorrión superficial que no entendía de música, exclamó bruscamente:
- Qué feo queda. Cuando hincha la garganta parece un sapo.
Y la Calandria, el Jilguero, el Tordo, el Cardenal y el Boyero, que entendían de música, arrobados en su admiración, no dijeron nada.
El Zorzalito levantó el vuelo todo cortado, y se perdió a lo lejos convencido de haber hecho un papelón. Y desde aquel día ya no cantó jamás. Porque cuando el corazón le pedía canto, le venía a las mientes la imagen de la garganta del sapo y el alma se le caía a los pies, amargado para siempre por aquella primera y repentina desilusión…
Los que entienden, que alaben a los que valen, no sea que vengan los que no valen y se hagan dueños del mundo.

domingo, 15 de julio de 2012

Al hornero


Tirar un nido de hornero,
es romper el sacrificio
de'se construtor de oficio
que's solo un humilde obrero.
Elije el lugar, primero;
a su tiempo el barro escoje...
En el pico lo recoje,
luego lo yeva volando,
y paciente va moldiando
un ranchito que lo aloje.

Su canto no es melodioso.
No tiene un trinar pulido.
Ni tampoco su vestido
es de un plumaje briyoso.
Pero canta de alborozo
cuando nace la mañana,
o cuando la tarde ufana
se pierde en el horizonte,
la saluda dende el monte
con manera campechana.

Cuando su instinto ha'lvertido
que hay algún peligro cerca,
su canto, es clarín de alerta
avisando el sucedido.
Mostrándose precavido
bien visible se mantiene,
hinchando el pecho sostiene
(mezcla de canto y coraje),
aletiando entre el ramaje
ande el peligro previene.

Si cerca del rancho anida
de algún tranquilo paisano,
ya andará dende temprano
haciendo su recorrida;
le dará la bienvenida
al sol que baña el cardal:
luego se irá pa'l corral
entre saltito y volido...
Por tuito te han distinguido
¡el pájaro nacional!

(20/4/1972)

Chajá

(Pintura: Carlos Montefusco)

Se luce tu estampa altiva
en la costa del bañao
como un antiguo soldao
previniendo una ofensiva.
En tu vista atenta estriba
el grito seco que alvierta
ante alguna forma incierta
o un estraño movimiento,
quedando enancao al viento
tu ¡"Chajá... chajá!" de alerta.

Cuando no te alcanza el suelo
pa'oservar la lejanía,
por centinela y vigía
ya dentrás a alzar el güelo;
te haces un punto en el cielo
por la altura que buscás,
y ayá arriba te quedás
cuasi sin mover las alas,
de baquiano haciendo galas
por lo lindo que volás.

Vos puesteriás el bañao
con tu compañera en yunta
(no sos amigo de juntas
ni de andar amontonao).
Tu paso grave... pausao,
el mirar fijo y serión,
te dan aire de patrón
pero honrando la verdá,
sos centinela "¡Chajá!"
por herencia y tradición.

(5/11/1981)

Cardenal

(Foto: Aníbal Parera)

Luce chaqueta plomiza,
usa blanco chiripá,
y en el gorro manga está
el punzó de una divisa.
Hoy mi canto te humaniza
pajarito trovador,
porque no falta el cantor
que te envidea y no por mal,
pues tu canto, "Cardenal",
de lo güeno es lo mejor.

Inquieto en la casuarina
avispao y saltarín
soltás al aire el clarín
de tu libertá genuina.
Tu estampa de gala fina
viste lujoso plumaje,
mostrando un algo tu traje
de apariencia patriarcal
por eso que hoy, "Cardenal",
yo te dejo mi homenaje.

(3/11/1981)

Cabecita negra

(Foto: Ramón Moller Jensen)

Como gambetiando el pial
de algún invisible lazo
dejás en el aire el trazo
de tu güelo sin igual;
le ponés punto final
al atracarte a unos talas,
y en la rama de hojas ralas
que acomodás tu figura,
al verdor se le mistura
lo amariyo de tus alas.

Tu cabecita tiznada
alzás airosa en el canto
y al talar, lo cubre el manto
de tu endecha improvisada.
Yo te miro a la pasada
demientras gozo tu trino,
que sin ser sabio adivino
que'n él, el campo se alegra,
pues sos, "Cabecita Negra",
¡crioyo payador genuino!

(2/11/1981)

Tijereta

(Foto: Ignacio Hernández)

Usas negro serenero
y al cueyo blanca goliya
que bajo el sol lindo briya
y te da un toque campero;
pa'cubrir un poco el cuero
yevás chaleco grisácio
y en tanto que yo dispacio
al dir tranquiando te miro,
vos hacés giro tras giro
en derredor de'un acacio.

Aunque no sos pendenciero
tercias dos dagas al cinto,
a mi entender... por instinto,
ya dije no sos matrero.
El tuyo es otro entrevero
sigún mi cencia interpreta:
con las dagas como aleta
le sacas lonjas al aire,
y elogiando tu donaire
yo te canto ¡"Tijereta"!

(8/11/1981)

Boyerito


Enhorquetao sobre el lomo
de un crioyo petizo bayo
mostrando ser de a cabayo
te movés con mucho aplomo.
Es capaz que'l mayordomo
te dio a cuidar el rodeo
y por eso aura te veo
con la blusa amariyenta,
que andás echando una cuenta
entre aleteo y aleteo.

Cubriendo un tanto la blusa
y medio volcao pa'atrás,
de abrigo un poncho torcaz
tu crioya presencia acusa;
como el paisano que tusa
te refalás suavecito;
a veces... soltás un grito,
y cuando no hay pingo alguno
dende el lomo de un vacuno
seguís siendo ¡"El Boyerito"!

(8/11/1981)

El pecho colorao

(Pintura: Luis Nuñez)


Alambrao de cinco hilos
con muchos años de'hecho,
y en un poste- a corto trecho-
estabas al sol, tranquilo.
Tu pecho era un rejucilo
en lo oscuro de tu manto;
quizá te'spantaste un tanto
porque yo pasé al galope,
y al volar, pusiste al tope
los gorjeos de tu canto.

Tu pecho es sol de un ocaso
que va engolviendo la noche,
y tus alas, el derroche
de un luto de antiguo trazo.
Pienso que'l dolor -acaso-
te emplumó oscuro tapao,
y en el pecho ensangrentao
se representa esa herida
que hoy es tu mancha lucida:
"¡crioyo Pecho Colorao!"

domingo, 1 de julio de 2012

Brasita de fuego

(Pintura: Carlos Montefusco)

Paradito sobre un cardo
que hace rato está sin vida,
como una chispa encendida
o como ensangrentao dardo,
poniéndole vida al pardo
color de seca alcachofa,
que por vieja, triste y fofa
el viento hamaca en un juego,
te vi, "Brasita de Fuego",
y aura te brindo mi estrofa.

Por crioyo te estiendo el brazo,
porque el latir de tu vida
como una cosa sentida
revolotea a mi paso.
Yo te saludo, amigazo,
dende el lomo de mi flete,
y aunque tu ser no interprete
mis palabras, dende luego,
un adios color de fuego
me regaló tu copete.

Garza azul con hibiscus

Bambú y pájaro

miércoles, 6 de junio de 2012

El cofrecito



Pajarillo, pajarillo vuela y deja ya tu nido
Aunque vayas por el viento cruza airoso el ancho mar.
Lleva y toma un cofrecito, toma y lleva un cofrecito
Al amor que ayer fue mío y hoy no sé de quien será.

Mi cariño, mis anhelos, mi pasión, mis sentimientos
Mis mejores pensamientos en el cofrecito van
Se los llevas a quien quiero, pajarillo vé ligero
Esperando aquí me quedo sin saber si volverás.

Pajarillo, pajarillo, pajarillo volador
En un cofrecito de oro se va mi vida y se va mi amor.
Pajarillo, pajarillo, pajarillo volador
En un cofrecito de oro te estás llevando mi corazon.

Cruzarás por muchos mares, unos quietos y tranquilos
Y otros mares asustados por furioso vendavál.
Sentirás la lejanía, el cansáncio y el agonía
Pero vuela pajarillo y no te canses de volar.
Si una noche tempestuosa abrigado te encontraras
Y el amor que tu buscabas no lo puedes ver jamás
Vuelve pronto pajarillo y en el mar de los olvidos
Tira al fin el cofrecito y si se pierde, que mas das?

Pajarillo, pajarillo, pajarillo volador.......

Pajarillo, pajarillo.

Pajarillo, pajarillo



ajarillo que vas volando (Bis)
Dile a mi amor
Dile a mi amor que lo estoy llamando

Que ya no como ni duermo (Bis)
que su ausencia me esta matando
Que mi vida se esta acabando

Yo lo traigo en el pensamiento (Bis)
Y su querer
y su querer dentro muy adentro
que no me tapen el cuerpo (Bis)
El amor que por el yo siento
lo estoy llamando hace mucho tiempo

Donde andara
Mi gran querer

Pajarillo que vas volando (Bis)
Dile a mi amor que lo estoy llamando

(( Pajarillo, Pajarillo ))
(( Pajarillo, Pajarillo ))

Es inutil si no lo encuentro (Bis)
Poder vivir
Poder vivir con mi sufrimiento
escucha el triste lamento (Bis)
que va cruzando los cuatro vientos
los siete mares
y el firmamento

Donde andara
Mi gran querer

Pajarillo que vas volando (Bis)
Dile a mi amor que lo estoy llamando....

El pajarillo



Era un joven pajarillo que vivía en el canal de un arroyo escondido en Guinea Ecuatorial. Y contaban en su aldea, con recelo y curiosidad, que en algún país del norte celebraban la Navidad. Decidió surcar el cielo, conocer la reforma personal; pues decían que su historia era capaz de transformar. "Estás loco (le dijeron), nunca lo podrás lograr"; pero era mayor el deseo en su alma y su ansia de volar.

¿Quién eres tú, Navidad? ¿Dónde te puedo encontrar? Soy capaz de cruzar el mundo por saber si eres verdad, por ver si es cierto que puedes hacer feliz a un mortal

Y voló sobre los montes, de la selva hasta el mar, noche a noche, día a día, se negaba a descansar. Evadiendo los peligros, consiguió cruzar el mar; y alcanzando el continente se decía "Voy a llegar". Pero cuál no fue su asombro, su tristeza y decepción cuando vio que aquellas gentes eran igual en su interior. Conocían, sí, la historia y era otro su color, pero el fuerte vacío en su ser era el mismo vivían sin amor.

¿Quién eres tú, Navidad? ¿Dónde te puedo encontrar? Soy capaz de cruzar el mundo por saber si eres verdad, por ver si es cierto que puedes hacer feliz a un mortal

Remontó otra vez el vuelo, aunque un poco lento ya; porque el frío hacía mella en su sangre tropical. Y de pronto se dio cuenta de que no podía volar y cayó sobre la nieve, le costaba respirar. Una niña, en la mañana, lo llevó hasta su hogar donde, al fuego de una lumbre, celebraban la Navidad. Todavía respiraba, pudo ver aquel lugar y escuchó, con un último aliento, la historia sublime y sin igual.

¡Oh ven, ven a mí, Navidad! ¡Soy un pajarillo tropical! Es difícil dar contigo en un mundo de adversidad. Al fin te veo y te saludo; sé que tu encuentro es mi final. Por alcanzarte he perdido todo y, sin embargo he aprendido a volar, he ganado tu verdad. Conociéndote ya sé lo que es amar.

Ay, Pajarillo, pajarillo


Ayyy!!
Pajarillo, pajarillo, que vuelas por mis riveras
Porque no vuelas ahora que llegó la primavera
Me dijiste que eras firme, como la palma del llano
Si la palma fuera firme, no la picara el gusano.
No la tramoleara el viento, ni la secara el verano
A mi me pueden llamar, trueno, relámpago y rayo
Cuando pega buena brisa, vuelo más que un papagayo
Yo se donde late el perro y se donde canta el gallo
Y se en donde y como duermen las muchachas de mi barrio.

Pajarillo, pajarillo



Cierto pajarillo una mañana
Herido fue a caer a mi ventana
Yo me compadecí Del pajarillo
Y le di el calor que le faltaba.

Lo puse en una jaula primorosa
Lo cuidé con afán de noche y día
Y al ver que el pajarillo se moría
Le di la libertad que me pedía.

Pajarillo, pajarillo,
Que vuelas por el mundo entero
Llévale esta carta a mi adorada
Y dile que por ella muero.

miércoles, 30 de mayo de 2012

lunes, 23 de abril de 2012

El pajarillo



¿Dónde está aquel pajarillo
que canta sobre el limón?
Anda y dile que no cante
que me roba el corazón.

Leña verde y amor pobre
arden cuando hay ocasión.
Si por pobre me desprecias
yo te concedo razón.

Si me quierís conocer,
pásate por el jardín;
allí está mi nombre escrito
en la hoja de un jazmín.

De lejos te estoy queriendo,
de cerca con más razón,
y el rato que no te veo
se me parte el corazón.

Yo no me quejo del tiempo,
quéjese el tiempo de mí.
El tiempo me dio esperanzas,
yo pesares elegí.

viernes, 20 de abril de 2012

Poeta y zorzal


Zorzalito mal herido
¡Cómo me duele ese hondazo!
Poder tenerte en mis brazos
y darte en mi pecho, nido.
Zorzalito mal herido.

¡Qué sabía de la vida,
de lo lindo y de lo fiero!
Chico, muy chico el hondero,
grande, muy grande su herida.

Tus ojos en agonía
me marcaron la lección
diciendo a mi corazón
en una mirada fría:
"llegará, llegará el día
en que seas hombre cabal,
y marcharás, por tu mal,
pobre, triste, atormentado.
Has muerto el canto sagrado
en la garganta'el zorzal.

Hermano: pagué la cuenta
y me desangro viviendo;
hondazos me van hiriendo
la canción que me sustenta.
Hermano, pagué la cuenta.

Hacerte en mi pecho nido,
darte tibieza en mis brazos.
¡Cómo me duele ese hondazo,
zorzalito mal herido!

Nunca se hiera a un zorzal
ni se lastime a un poeta;
cantan los dos la secreta
canción del suelo natal.

Canto tu misma canción,
hermano, y como castigo
llevo por siempre conmigo
herido, tu corazón.

El hondazo



-¡Doña Griselda!...
-¡Qué!...
-Mire vecina,
mándemelo al muchacho,
pero que venga de honda pa'la huerta
pa'que me mate un pájaro.

Y allá va el gringo de pelito rubio,
piel de Judas de todo el vecindario,
y en lo de ña Rufina, apuro y rabia,
entra un poco de sol, y mucho barro.

-¡Aquél!... ¡Matalo!... ¡Negro sinvergüenza!
¡Pegamele un hondazo!...
¡Se me fue de la jaula en un descuido,
con lo bien que lo trato!...

Miré a la copa; todo altanería
con rebeliones de silbido en alto,
el tordo me miró, como diciendo:
"¿Vos tirándome a mí, siendo un hermano?"

-¿Y de áhi?...
-Vea... No puedo, 'ña Rufina...
¡Cómo me está mirando!
-¡Su trompeta sin hiel!
-¡Doña Rufina!
¡Vivo es que hay que agarrarlo!
-No, Barrabás; si se escapó no vuelve.
¡Hay que matarlo!
En el cuero ancho y fuerte de la honda
la bolita de barro
comprensiva latió; cerré los ojos,
erré , y el tordo se escapó volando.
-¡Mándeseme a mudar!
-¡Doña Rufina!...
-¡Pa su casa, bellaco!
(y entró un llanto convulsivo, mientras
él silbó agradecido de lo alto).

¡Cuánta distancia y tiempo
van desde aquél hondazo!
¿Qué habrá sido del tordo defendiendo
su libertad de pájaro?
Lo que haya sido; soledades y hambre
pudo sufrir acaso;
mejor es el imperio de la nube
que dormir y comer... pero enjaulado.

Tordo de mi niñez, hermano mío,
hombre, entendí la rebelión del canto.
El sol declina ya, pero no importa;
aún hay fuerza en mis alas... ¡te acompaño!

Pedido


-Aguárdese mocito, viá pedirle un favor...
-Diga don Yerba...
-No me lo mate al zorzalito manso
qu'es un poco de canto de esta tierra.
Tirelé a las bandurrias, al chimango,
al macá o a la arisca gayineta,
a los biguases pa probarse el pulso
qu'es ser de ojo pegarle en la cabeza;
tirelé al cortavientos que alardiando
forma una cruz de plumas cuando güela,
en el manchón de sangre'e la osamenta,
¡pero no me le tira a los zorzales
que son un poco'e canto en esta tierra!

Y el hijo'el capataz, cabeza gacha
abajó con las vistas la escopeta,
y el canto del zorzal agradecido
se le prendió en la espalda a Yerbagüena.

Me quedo con la calandria

(Foto: Pablo Toranzo)

De todos los pajaritos
me quedo con la calandria,
porque abajo'e su ceniza
yeva prendida una brasa;
y porque es linda la islera
y porque es hembra y es mansa,
porque yeva miel del monte
gotiando de la garganta,
y porque no es consentida
y porque es nuestra y gaucha,
de todos los pajaritos
me quedo con la calandria.
Eya es compaña de noche
y amor en las madrugadas,
y tibia cuerda de pluma
sobre el cuerpo'e guitarra;
un puñadito de notas
que el ceibo al timbó le manda;
una estreyita desecha
que su piquito de plata
tiende como hilo finito
dende barranca a barranca,
y un pedacito de arroyo,
y una arañita de flauta
tejiendo sus ñandutises
con oviyos de esperanzas.
Calandria: de ceibo en ceibo
y de barranca en barranca,
sos en el árbol del canto
la tibia copa embrujada,
y la cantora más linda,
la más islera y más gaucha.
¡Quién como vos va'escucharme
cuando me quejo, calandria,
y quien va'darle las puntas
al tiemple de mi encordada,
sinó esa prima sonora
que enclavija tu garganta!

Gauchita color ceniza,
panal, estreya y araña,
volvé a ser hembra como antes,
desatá tus trenzas largas,
y vas a verlo al Mielero
dir de barranca en barranca
con este canto en los labios:
¡queréme un poco calandria!

De todos los pajaritos
de los que vuelan y cantan,
sin despreciar a ninguno
me quedo con la calandria.

Tengo fe que cualquier día
porqu'es güena y porqu'es gaucha,
la viá encontrar en mi rancho
con las trenzas desatadas,
y por afición de pájaro
prendida de la guitarra.

martes, 17 de abril de 2012

El legado



El picaflor está muy viejo,
no liba más el picaflor
y del estanque en el espejo
hurta su tornasol, con dejo
de desconsuelo y de dolor.

Por la mañana, ya no suelta
sutil la flecha iridisada,
ni acepta de la rosa esbelta
corola, donde hundía resuelta
la decisión de su estocada.

La solícita primavera,
bríndale el zumo y el color;
la brisa matinal lo espera,
mas nieve cae en la hoguera
del corazón del picaflor.

Cuando bruñían juveniles
soles las gracias de su esmalte,
días que alocado en los pensiles
disputó cálices gentiles
contra iracundos gerifaltes...

Enamorado de una estrella
peregrinó;
si consiguió la gracia aquella
jamás lo dijo, mas la bella
nunca en el cielo apareció.

Blanca magnolia era su nido,
su hostia de fe rocío auroral,
y saludaba al sol herido
tinta en la sangre del vencido
su flecha lírica y triunfal.

Esta mañana, su vecinita
mariposa, al revolar,
vio en la magnolia, manuscrita
la roja herencia nobiliar:
"Para constantes soñadores,
para el que canta en fe y amor,
sean mis palacios y mis flores,
mis ambrosías, mis colores,
y todo el cielo.
El Picaflor"

Tarde tu dádiva ha llegado,
tarde, muy tarde, volador...
Oh juventud, toma el legado,
tengo mi corazón helado
como el del pobre picaflor.

lunes, 16 de abril de 2012

Chajá



Engüelto entre la ceniza
marcha el clarín del chajá,
centinela tranquiador
quejido del pajonal.

¡Lo que habrán visto esos ojos
tanto mirar y mirar!
¡Los vientos que habrán sentido
tanto volar y volar!

Es pesao pero va lejos
-carreta'e la inmensidá-
y dende lejos nos grita:
¡chajá...chajaí... chajá...!

Sube siempre dando güeltas
serenito en el bogar.
Por el camino del viento
¿quién se le pone a la par?

Es un pedazo de nube
que yeva adentro un puñal
y es un pedazo de arroyo
que se ha largao a volar.

Luto al pecho, güena espuela,
lindo poncho, alto mirar,
revisador de horisontes
con tranco de general.

Es tranquilo porqu'es grande
-lo grande es tranquilidá-
¡qué chiquitos dende arriba
nos ha de ver el chajá!

Sólo o en tropa es lo mesmo:
soledá en la soledá;
conviersa con sus hermanos
y en lengua triste el chajá.

Es tan gaucho y tan varón,
tan domador el chajá,
que con espuela en las alas
en ancas del viento va.

Dicen que en la noche Dios
prohibió que güele el chajá,
pa que de las Tres Marías
ninguna se alze al pasar.

Imaginaria del pago,
baquiano'e la inmensidá,
clarín perdiendo sus dianas
en el bravo pajonal;
acopiador de los vientos,
señor de la soledá,
patrón triste de la altura,
nube, arroyo, sos chajá,
ceniza del fogón gaucho
que se ha largao a volar.

¿Saben por qué siempre güelve
de la alto'el cielo el chajá?
Porque es mejor cielo el pago
y es su cuna el pajonal,
porque lo han nombrao los pájaros
en el monte, general.

¡Tu ala, tu espuela, tu diana,
quién los tuviera, chajá!
¡Quién juera ansí de altanero
hoy, que es gloria el aflojar;
hoy, que se busca l'altura
sin ese limpio volar,
hoy qu'el cristiano se arrastra
babiando su dinidá...
¡Quién pudiera ir a las nubes
limpio como vos, chajá!

Palomita de la Virgen


A Paloma'e la Virgen
la dejó un sinvergüenza
con vestido de novia,
ya empezada la fiesta...

De unas loras bichocas
cayó el chismo a la rueda
"¡La suerte, mi comadre,
que el mozo se dio cuenta...!
Una noche de luna,
la encontraron con otro en una isleta".

A Paloma'e la Virgen
la sangraron a lengua...
¡Pobrecita la linda,
desde entonces tan triste,
con vestido de fiesta...!

Fue una serenata
que un zorzalito en pena
le cantó: "Palomita, sos igual que la Virgen
empilchada de estrellas"

Siempre en traje de novia
casita blanca sueña...
¡Palomita'e la Virgen,
te estás quedando vieja...!

Palomita'e la Virgen,
¡si yo fuera algún pájaro,
me casaba con ella...!

Viudita


A las seis y chirolas de una tarde,
lo llevó comedido un carpintero;
se calentó con caña en el bolicho
y a plomo traidor le enfriaron el cuerpo.

El amigo resbaló despacito la noticia,
y acompañó en el llanto a la viudita.

En silencio
lo velaron tirado junto al río;
el cielo puso gratis sus candiles de estrellas,
que hasta la madrugada se quedaron prendidos...

En la tienda de la noche
compró un corte de merino;
La Tijereta se abuenó de lástima
y le cosió el vestido.

Primero perdió el canto,
después
perdió el sentido.
Su única diversión en los pajales:
escuchar sus silbidos.

Los pájaros le dicen "viuda loca"
porque no anda con nadie
y habla sola y sin tino,
y como si esperara a algún extraño
pasa los días contemplando el río...

Así mismo


Mientras rezongan los mamangases
y por su cuenta serrucha el grillo,
el carpintero desde un paráiso
prueba la fuerza de su martillo.

Un boyerito teje su bolsa,
y una arañita pasea en sus hilos.
¡Qué linda vida la vida'e campo,
cómo trabajan los individuos!

-Si se juntaran...
-Sería difícil. Yo vi una vuelta
cerca de un ceibo juntarse todos;
se acomodaron y prepararon
las herramientas pa'l edificio:
el boyero en la copa,
el mamangá en el hueco de un palito,
el grillo, centinela en las raíces
y el carpintero ande la viera lindo.
Y se enojaron pronto:
la avispa forastera
se enculó con el grillo
porque no serruchó cuando unos tapes
corrieron al enjambre con humito;
el del nidito bolsa
lo retó al carpintero,
porque vino chupado una mañana
y le voltió el hogar en un resuello.

Y así mi cumpa, por desunidos,
por muchos rumbos se separaron.
-Como en la vida...
-Como en la vida: pelarnos siempre,
retarnos todos y disgustarnos!

domingo, 15 de abril de 2012

Cardenal


Cardenal altanero
que fingís en tu tranco de compadre
la desconfianza inquieta del recelo.
Cardenal,
¡quién va a caer en la armada de tu engaño
si en tu pasear de orgullo estás diciendo
que te sentís el rey entre los pájaros!

¡Si serás zonzo,
milico solitario'e regimiento!

Tenés más pretensiones
que muchacha de lujo en la ciudad.
¡Hasta tu canto se hizo de preguntas
y es lengua de comadres la prosa que enredás!

¡Curioso viejo!

Te soldaron allá, en la pensadora
la brasa colorada del penacho
que busca arriba, llama quemadora.
Usás pechera blanca, limpia y almidonada,
y te azulás las alas pa'completar tu estampa.
Pa'vos, todo es el traje,
y el canto que el destino clavara en tu garganta
ya no vale ni un real!...

¡Altanero zonzo,
aprendé del zorzal!...

Prueba de que tus ojos no ven nada,
es la manera zonza de caer en las trampas;
prueba de que sos hembra,
la está dando tu rabia calculada.

Hace rato que te gatean los sapos
porque la lengua de la lechuza médica
se ha puesto a asegurar,
que cambiarán estampa, tranco y canto
si te comen entero, Cardenal...

¡Preguntón sin abuela,
pretencioso gustador del halago,
llevás en tu figura y en tu orgullo
y en la enredada charla de tu engaño,
un alma de pueblera presumida
que en tu garganta se quedó hecha canto!

Diferencias


"¡Tan fantástico el tape!", decía el Morajú,
y cuando se arrimaba el Boyerito:
"No se me olvide, cumpa,
que carboneros fuimos".

"Cierto, don Amargao, pero en las pilas
negras y ensuciadoras del oficio,
yo, por diferenciarme de sus pilchas
y pa'cantar mi canto, salvé el pico".

Hay muchos morajuses en la vida
que siempre nos recuerdan lo que fuimos;
"no es vergüenza ser pobre" y es muy grande,
cantar, sacando del carbón el pico.

Caserito

(Dibujo: Lauren de Bacco)

El casero, de puro descansao, se hizo un oficio;
tranqueaba al lao del agua una mañana
cuando vio la carreta'e la tortuga
que en la costa viajaba.
Como no tenía nido, quiso armarse,
y pensaba... pensaba...

¿De espinas?... ¡Nunca!
¿De pasto?... ¡No me gusta!
¿De plumas?... Es lindón, pero es muy caro...
Y picando, picando entre la greda,
dijo: "va a ser de barro".

Y no pudo dormir; al otro día
se embarraron sus pilchas trabajando;
y siempre con la idea de la tortuga
en una horqueta levantó su rancho.

Cuando acarreaba greda,
viéndolo al caracol, ideó la puerta...
Después, cuando los tiempos cambiaron,
y el alambrado iba engullendo montes,
acomodó su casa tortuga-caracol
sobre la pata quieta de algún poste.

A los años, la comadre curiosa,
pa'l amasijo criollo le arrebató el invento;
agrandó la ranchada del casero,
colocó cuatro patas en cuatro hoyos,
a la tortuga le cortó el pescuezo
y con la boca abierta nació el horno...

Zorzal



De madrugada conversa con estrellas,
en los ponientes canta la quemazón del sol...

Cuando el Pampero desenrrolla sus lazos silbadores
pialando de pasada algún copudo que no quiso agacharse,
se acerca hasta mi rancho ande hizo nido
pa'mirar los pichones y alejarse...

Zorzalito viejo,
vení, somos hermanos;
quiero que vos, el payador campero,
ponga música al alma del paisano...

Caeremos todos juntos alguna tarde triste;
mi montado está viejo y está tembleque el rancho.
Nadie habla de rendirse, y hay que aguantar muriendo
lo mismo que los soles, pero siempre alumbrando.

Vos tenés que quedar, hermanito cantor;
y si te mata a chumbos de desprecio la esperanza que viene,
será seña patente de que la raza con tu canto muere;
entonces, montaraz,
antes de ir al mundo del olvido,
abrite el pecho, y en la punta del pico,
regalales tu corazón amortajao de sangre...

miércoles, 11 de abril de 2012

Pichones

Colibríes



y entre las aves todas admiraban al colibrí
por los colores de su plumaje
la elocuencia de su pico
su obstinada preferencia por el rojo

no sabían
(no podían saber)

que está obligado a batir las alas
doscientas veces por segundo
y precisa del néctar de mil flores

sus patas son hostiles al suelo
algunas noches cae
como muerto en las ramas
doblegado por el peso
de su enorme corazón

Ave Fénix

Águila

Pingüino

Pájaro cantor

Kiwi

Grulla

Cisnes

Paloma

Cuervo

Guacamayo Arara

Pájaro Twitter (canario)

Cisne

Pato

lunes, 9 de abril de 2012



Veo pájaros en bandada.
Veo pájaros volando de a pares.
Veo indómitos pájaros solos,
amparados por la creación entera,
cruzando con su vuelo
todo el cielo.

miércoles, 4 de abril de 2012

Canción de la mirada



"Somos si tenemos quien nos mire"...


Soy la mirada
melancolía
sobre las calles
de la vida

Soy la mirada
en el vacío
cuando la vida
me da frío

Yo necesito
una mirada
a fuego lento
enamorada

Cuando me mira
recuerdo mi alma
como un aliente
de amar agua

Soy la mirada
entrando lejos
como un afiebro
de misterio

El amor viene
de una mirada
como el olvido
de una nada

Yo necesito
una mirada
a fuego lento,
enamorada

miércoles, 28 de marzo de 2012

Mi colibrí



Agradezco el aporte y la sugerencia de este video a Ña Sauvignona!!!

lunes, 12 de marzo de 2012

sábado, 10 de marzo de 2012

El jilguero (Estilo)


Andá, jilguero querido,
buscá el cardal añorado,
que al escucharte encerrado
tu canto me ha entristecido.
Por bueno perdiste el nido
la libertad y el amor,
y preso estás por error
condenado a lo infinito
como si fuera un delito
la virtud de ser cantor.

Desde tu encierro penoso
adiviné en tu inocencia
que era pedirme clemencia
tu canto maravilloso.
Será un instante dichoso
al verte alejar a vos,
y al serpararnos los dos
expreso serenamente:
quien condena a un inocente
no tiene perdón de Dios.

Gozá ese don sin medida
de posarte en gaucho suelo,
que yo, al observar tu vuelo,
veré una deuda cumplida.
Y cuando ya de esta vida
me tenga que despedir
aunque no te pueda oír
mi gaucho amigo jilguero,
vení a cantar en mi alero
y ayudame a bien morir.

domingo, 4 de marzo de 2012

El pájaro revolucionario


Ordena el cerdo granjero:
“ ¡ Fusilen a todo pájaro ¡ “.
Y suelta por los trigales
su policía de gatos.

Al poco rato le traen
un pajarillo aterrado,
que aún tiene dentro del pico,
un grano que no ha tragado.

“¡ Vas a morir, por ratero ¡”.
“¡ Si soy un pájaro honrado,
de profesión carpintero,
que vivo de mi trabajo ¡ “.

“ ¿ Y por qué robas mi trigo ¿”.
“¡ Lo cobro por mi salario,
que Vd. se negó pagarme,
y aún me debe muchos granos ¡,
y lo mismo está debiendo,
a los sapos hortelanos,
a mi compadre el hornero,
y al minero escarabajo,
a las abejas obreras,
y a todos los que ha estafado.

¡ Vd. hizo su riqueza,
robando a los proletarios ¡ “.
“ ¡ Qué peligro ¡, ¡ Un socialista ¡.
¡ A fusilarlo en el acto ¡”.
“ Preparen, apunten..., ¡ fuego ¡”.
“ ¡Demonios, si hasta los pájaros
en la América Latina,
se hacen revolucionarios ¡”.