jueves, 18 de octubre de 2012

Canto al zorzal



Pájaro gaucho, que llevas,
desde el clarear de las albas,
el aroma de las malvas
en tus alas siempre nuevas.
De la tormenta en las pruebas
rudas, triunfador saliste,
y tampoco te abatiste
porque el invierno glacial
desolando tu churcal
el nido te puso triste.

Yo admiro, en tu vuelo largo,
que reposas en los talas,
la victoria de tus alas
como en un viaje de encargo...
Síntesis del mate amargo,
símbolo de tradición,
eres; resistente horcón,
que el viejo rancho equilibra,
¡pájaro gaucho, que vibra
como una cuerda a su son!

Cual un anuncio de aurora
sobre los húmedos montes,
rodó por los horizontes
tu melopea sonora...
Desde la débil totora
hasta los recios quebrachos
el Pampero puso gachos
en la salvaje extensión,
mas no apagó tu canción
que es la canción de los machos!

En el amplio campo abierto
patrias epopeyas narras
en tu canto, y las guitarras
se templan con tu concierto...
Por el gran espacio incierto
pareces grabar tus rastros;
y con finos alabastros,
sacerdote del cantar,
sólo te falta oficiar
en el altar de los astros!

Yo tengo envidias del giro
de tus canciones remotas
que rompen áuras ignotas,
como un lejano suspiro...
En silencioso retiro
con mis cantares te arrobo,
y el acento que te robo
es una nota engarzada
a cada vaina dorada
que cuelga de tu algarrobo.

En el poncho color pardo
conque tus carnes abrigas,
cantan las blondas espigas
y punza la flor del cardo...
corre el tiempo sin retardo
por entre el rojo ceibal,
y en las mañanas, triunfal,
del sauce en el alta copa,
suena llamada de tropa
tu clarín tradicional!

Rey de los montes. Cantando
te diste en amor fugaz
como la flor montaraz
al viento que va pasando...
Las selvas fueron rimando
los salmos de tus amores;
y atesoró más colores
la nota de tu armonía
que la rara pedrería
que ostentan los picaflores.

Eres ritmo de la onda
de nuestros ríos. Laguna,
donde se asoma la luna
sobre la noche redonda...
Eres alma de la fronda,
el saetazo certero,
el instrumento campero
que de armonías anega,
¡guitarra de Santos Vega
con las cuerdas del Pampero!

Eres gajo reluciente
de los nativos cedrones,
que fermenta evocaciones
en el mate bien caliente;
pájaro gaucho, valiente;
pájaro del indio hermano:
¡qué perfume, soberano,
tu canto de payador,
como si fuese una flor
en tu pico americano!

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