lunes, 16 de abril de 2012
Viudita
A las seis y chirolas de una tarde,
lo llevó comedido un carpintero;
se calentó con caña en el bolicho
y a plomo traidor le enfriaron el cuerpo.
El amigo resbaló despacito la noticia,
y acompañó en el llanto a la viudita.
En silencio
lo velaron tirado junto al río;
el cielo puso gratis sus candiles de estrellas,
que hasta la madrugada se quedaron prendidos...
En la tienda de la noche
compró un corte de merino;
La Tijereta se abuenó de lástima
y le cosió el vestido.
Primero perdió el canto,
después
perdió el sentido.
Su única diversión en los pajales:
escuchar sus silbidos.
Los pájaros le dicen "viuda loca"
porque no anda con nadie
y habla sola y sin tino,
y como si esperara a algún extraño
pasa los días contemplando el río...
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