viernes, 3 de mayo de 2024

Pájaros

PÁJAROS

El mediodía cabalga sobre las nubes viajeras. Bajo las lágrimas verdes de un viejo sauce que sueña, el cansancio de dos bueyes rumia las horas sedientas. Los pájaros -los remansos musicales de la siesta- llevan el sol en pico y en las alas madreselvas para adornar con la noche el sayal de las estrellas. Lejos, el cielo se inclina sobre la sed de la tierra. Entre dos filas de pinos, chapoteando en las acequias y echando al viento sus voces -celeste tropel de flechas- corren los niños, soltando bandadas de risas frescas y buscando con sus ansias y con sus hondas despiertas un blando lecho de plumas para la muerte de piedra. Cuando la noche sembraba silencio azul por las sendas el más niño de los niños, la sonrisa más pequeña, dejó la ronda de juegos y se fue con las luciérnagas llevando un trino apagado por las hondas traicioneras. Junto a un árbol con el tronco devorado por las yedras, hizo un nido de gramillas para la calandria muerta; y sobre el vuelo frustrado de las dos alas sangrientas puso una amapola blanca y una caricia de seda. La luna encontró abrazadas en un rincón de la huerta, la tristeza de una muerte con la infancia de un poeta.