(Dibujo: Lauren de Bacco)
El casero, de puro descansao, se hizo un oficio;
tranqueaba al lao del agua una mañana
cuando vio la carreta'e la tortuga
que en la costa viajaba.
Como no tenía nido, quiso armarse,
y pensaba... pensaba...
¿De espinas?... ¡Nunca!
¿De pasto?... ¡No me gusta!
¿De plumas?... Es lindón, pero es muy caro...
Y picando, picando entre la greda,
dijo: "va a ser de barro".
Y no pudo dormir; al otro día
se embarraron sus pilchas trabajando;
y siempre con la idea de la tortuga
en una horqueta levantó su rancho.
Cuando acarreaba greda,
viéndolo al caracol, ideó la puerta...
Después, cuando los tiempos cambiaron,
y el alambrado iba engullendo montes,
acomodó su casa tortuga-caracol
sobre la pata quieta de algún poste.
A los años, la comadre curiosa,
pa'l amasijo criollo le arrebató el invento;
agrandó la ranchada del casero,
colocó cuatro patas en cuatro hoyos,
a la tortuga le cortó el pescuezo
y con la boca abierta nació el horno...
domingo, 15 de abril de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario