sábado, 18 de junio de 2011

La curruca


Crrr... rrric-Crrr... rrric. En la pared que trepa
como un ratón (le llaman la ratona)
en la torre, en el césped, en la cepa,
resalta su minúscula persona.

Con algo de tarántula y de avispa,
corre o vuela, y se engríe bravamente
la prez del ruiseñor, su alto pariente,
en su vivaz crepitación de chispa.

Allá en el caballete de ladrillos
que alberga, con desdén de todo asalto,
un rosado primor de huevecillos,
canta, al sol de las doce, el pico en alto.

Parece que el fulgor la traspasara,
roto en un vidrio, en vívido chapuz.
Y como un botijillo de agua clara,
desborda enajenándose de luz.

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