viernes, 22 de mayo de 2009

El pájaro es igual a la estatura.


El pájaro es igual a la estatura
y el hombre circunscribe
su densidad primaria.

Es cierto.
Se alarga de mí lo primitivo
sobre el canto.

Es bueno que me desprecien,
es bueno que me hagan descender,
es bueno que me hundan hasta el cuello,
es bueno que me unan al animal,
al hermano con frío y hambre y raros apetitos,
que me unan al origen.

Es bueno
que me pregunten
dónde perdí la parte,
la brevedad del Dios
que me integraba.

Es bueno que me miren,
alucinados,
desde arriba.
Es bueno que pregunten,
me interroguen,
por las putrefacciones.

Es bueno
que analicen mis remiendos,
mis pobres peregrinaciones
y mis dudas.

Es bueno que rebajen
mi materialidad,
mi plasma,
mi ameba discutible,
mi piel de sensaciones,
mis venas,
mis latidos,
mi aptetito de compartir,
de repartir,
de dar,
de diez, de mil, de millonésima
parte de millones.

Es bueno
haber perdido
tanta ala,
tanto perdón,
y tanta mansedumbre.

Es bueno descubrir
que uno ha bajado,
ha descendido tanto
que sólo llega allí la voz,
el misterio,
la comunión,
lo compartido,
lo miserable
de los que todavía
creen ser Dios
y lloran por nosotros.

Qué bueno
es un pájaro igual que la estatura.

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