miércoles, 1 de octubre de 2008
La función del arte/2
Diego no conocía la mar.
El padre, Santiago Kovadloff,
lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar estaba más allá
de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin
aquellas cumbres de arena,
después de mucho caminar,
la mar estalló ante sus ojos.
Y fue tanta la inmensidad de la mar,
y tanto su fulgor,
que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar,
temblando, tartamudeando,
pidió a su padre:
-¡Ayudame a mirar!
("El libro de los abrazos")
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